miércoles, 12 de enero de 2011

Descarada. Así eres.

Te voy a morder dijo; te lo Suplico, muérdeme. Ten, para ti una mochila de algodones de colores. Para que no te duela la espalda. Voy a ponerte contra la pared. No tienes salida. Ninguna. ¿Querrías irte? Tenías que haberlo pensado antes. En boca cerrada no entran moscas. Te humedeces los labios cortados por el frío. Me miras desafiante cubriendo tus nervios. Lo sé, porqué te tiembla la pierna. Hace frío. Miro la punta de tu nariz levemente enrojecida. Tus mejillas van adquiriendo el mismo color. Te sonrojas, tiemblas. En ese instante te ves frágil, capaz de romperte en ese mismo momento. Me gusta. Me gustas callada, mirándome. Clavas tus ojos en los míos y te sale una sonrisa pícara. Te voy a morder. Te voy a morder hasta revolverte el alma. Hasta que pierdas el ritmo. Hasta que pierdas el equilibrio. Hasta que no sepas la hora que es, ni en que mundo vives. Te voy a morder hasta que pierdas los cuatro sentidos. El quinto, el tacto, te lo dejo intacto. Te voy a morder hasta que se nuble tu mirada y caigas desvanecida en mis brazos. Te voy a morder hasta que digas basta, hasta que pidas clemencia y aún así, no vas a vivir para contarlo. Suerte.

1 comentario:

  1. El quinto, el tacto, te lo dejo intacto.
    jajajaj me ha encantao!
    beso-t

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