miércoles, 29 de julio de 2009

Delirium.

No voy a negarlo. Perturbas mi razón. Mi parte sensata muere y me mueve la inercia de tu calma innata. Dolida, pero despierta. Sin limite, sin dirección. Mis actos pueden parecer insensatos, simplemente no hay premeditación. Surgen las cosas sin más. Que mis ratos son un disparate es innegable. Me está gustando vivir así. Si los minutos son cuestión de mágia, yo le estoy pillando el truco. No quise verlo antes, no quise actuar. Me gusta la sensación. Respirar libertad, respirarla tanto que se me olvide que existe, por momentos, la responsabilidad. Volar y olvidarme de qué día es, que me quedan dos horas, que solo dispongo de tres segundos. Una acción sin repercusión, sin importarte nada más que lo que vale ese instante, el vivido. Hoy despierto sola y mañana quizá duerma contigo. Que pierdo la cordura y que locura tu sonrisa. Que se pierda mi conciencia si tu eres mi delirium. Jodida, pero contenta.

jueves, 23 de julio de 2009

Hay un día que puede ser la hóstia..

Un hasta pronto en el aeropuerto. Sonrisas al sol. Abrazos bajo las estrellas. Noche oscura, mirada clara. Baños salados. Agua dulce. Sentirse bien. Gritar libertad. Reencuentros. Besos conocidos. Olores distintos. Colorear el negro. Princesas opuestas. Salvar distancias. Luchar momentos. Recordar letras. Escribir mañanas. Describir paisajes. Vivir segundos. Rumbear salidas. Planear destinos. Enlazar manos. Andar lejos. Caminar despacio. Llorar entre risas. Vicios y virtudes. Vestir un no de sí. Latir sentidos. Sentir latidos. Saborear helados. Remover batidos. Disfrazar miedos. Abrir cortinas. Aire, inspirar, expirar. Respirar.

miércoles, 1 de julio de 2009

Fragancias.

Me regalaron un perfume. Ni siquiera sabía porqué había escojido ese. Le gustó, intuyó que justo ese era perfecto para mí. Era tu perfume. Es extraño como una fragancia puede abrazarte tanto. Dos gotas recorrieron mi cuello oliendo a una tira de tus besos. Otra me acarició la mano. En ese preciso instante te sentí cerca, tan cerca que podía rozarte. Los días olvidan como olías; a qué huelen las cosas que te importan. El tiempo desvanece olores, solo necesitas algo, alguien que te los recuerde. Quería apresarte, tocarte, parar el tiempo. Acortamos las distancias y te abrazé. Te sostuve hasta que unos litros de agua te arrebataron de mis brazos. Solo tenia que echarme otras dos gotas más. Hubiera vaciado el frasco en lo que dura un suspiro, para que permanecieras cerca; para que te que quedaras conmigo. Comprendí que era mejor emplear pequeñas dosis para tenerte más tiempo, para retenerte un día más. Basarme en pequeños detalles con los que revives recuerdos, los momentos que fueron grandes. Recuerdo a qué olías al moverte, a qué olía tu sonrísa y tu abrazo en mi camiseta. Me gusta olerte aúnque no estés, porqué tu recuerdo permanece intacto. Ahora vistes mi piel. Formas parte de un cuerpo, de esa pequeña porción reservada para alguien especial. Inalcanzable en espacio, permanente en tiempo. Sólo es cuestión de volver a comprarte. Seguir echando de menos lo que un día echaste de más.